Gozos y sombras
del DRAE
Algunas de las siguientes acepciones del Diccionario
de la Real Academia Española serán modificadas en la edición, que se publicará
a finales de 2014.
Huérfano. Dicho de una persona de
menor edad: a quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente
el padre.
Gozar. Conocer carnalmente a una mujer.
Cocinilla. Hombre que se entromete en
cosas, especialmente domésticas, que no son de su incumbencia.
Periquear. Dicho de una mujer:
disfrutar de excesiva libertad.
Cancillera. Cuneta o canal de desagüe
en las lindes de las tierras labrantías.
Edén. Paraíso terrenal, morada del primer hombre
antes de su desobediencia.
Hombre. Ser animado racional, varón
o mujer. / Individuo que tiene las cualidades consideradas varoniles por
excelencia, como el valor y la firmeza.
Mujer. Persona del sexo femenino. / Que tiene las
cualidades consideradas
femeninas por excelencia.
Femenino. Débil, endeble.
Masculino. Varonil, enérgico.
Padre. Varón o macho que ha
engendrado. / Cabeza de una descendencia, familia o pueblo. / Padre de familia:
jefe de una familia aunque no tenga hijos.
Madre. Hembra que ha parido. / Madre de familia:
mujer casada o viuda, cabeza de su casa.
A la RAE, que ahora desterrará estas definiciones de su principal obra, le
ha costado dar el paso, a pesar de que ya en la década de los ochenta encargó a
tres expertas (entre ellas Eulàlia Lledó) un informe para detectar sesgos
sexistas con vistas a mejorar la edición de 2001. “Del trabajo que hicimos,
apenas recogieron cosas. Creo que cuando vieron la envergadura, decidieron
cambiar poco. Pagaron por un trabajo que tiraron”, recuerda la filóloga. En el
estudio no se limitaban a revisar definiciones, también analizaban ejemplos,
donde detectaron una clara hegemonía de los masculinos y una sobreabundancia de
casos peyorativos en los femeninos. “Les cuesta menos introducir cambios que
tienen que ver con las profesiones que con aspectos relativos a lo físico, lo
moral o lo sexual”, concluye Lledó. De las difíciles relaciones entre la
Academia y las feministas da fe el debate generado el año pasado tras un
informe del académico Ignacio Bosque sobre las guías de lenguaje no sexista
en el que afirmaba: “Nadie niega que la lengua refleje, especialmente en su
léxico, distinciones de naturaleza social, pero es muy discutible que la
evolución de su estructura morfológica y sintáctica dependa de la decisión
consciente de los hablantes o que se pueda controlar con normas de política
lingüística”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario