lunes, 25 de noviembre de 2013

Sesgos sexistas en las definiciones del Diccionario de la Real Academia Española

Gozos y sombras del DRAE


Algunas de las siguientes acepciones del Diccionario de la Real Academia Española serán modificadas en la edición, que se publicará a finales de 2014.

Huérfano. Dicho de una persona de menor edad: a quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre.

Gozar. Conocer carnalmente a una mujer.

Cocinilla. Hombre que se entromete en cosas, especialmente domésticas, que no son de su incumbencia.

Periquear. Dicho de una mujer: disfrutar de excesiva libertad.

Cancillera. Cuneta o canal de desagüe en las lindes de las tierras labrantías.

Edén. Paraíso terrenal, morada del primer hombre antes de su desobediencia.

Hombre. Ser animado racional, varón o mujer. / Individuo que tiene las cualidades consideradas varoniles por excelencia, como el valor y la firmeza.

Mujer. Persona del sexo femenino. / Que tiene las cualidades consideradas

femeninas por excelencia.

Femenino. Débil, endeble.

Masculino. Varonil, enérgico.

Padre. Varón o macho que ha engendrado. / Cabeza de una descendencia, familia o pueblo. / Padre de familia: jefe de una familia aunque no tenga hijos.

Madre. Hembra que ha parido. / Madre de familia: mujer casada o viuda, cabeza de su casa.


A la RAE, que ahora desterrará estas definiciones de su principal obra, le ha costado dar el paso, a pesar de que ya en la década de los ochenta encargó a tres expertas (entre ellas Eulàlia Lledó) un informe para detectar sesgos sexistas con vistas a mejorar la edición de 2001. “Del trabajo que hicimos, apenas recogieron cosas. Creo que cuando vieron la envergadura, decidieron cambiar poco. Pagaron por un trabajo que tiraron”, recuerda la filóloga. En el estudio no se limitaban a revisar definiciones, también analizaban ejemplos, donde detectaron una clara hegemonía de los masculinos y una sobreabundancia de casos peyorativos en los femeninos. “Les cuesta menos introducir cambios que tienen que ver con las profesiones que con aspectos relativos a lo físico, lo moral o lo sexual”, concluye Lledó. De las difíciles relaciones entre la Academia y las feministas da fe el debate generado el año pasado tras un informe del académico Ignacio Bosque sobre las guías de lenguaje no sexista en el que afirmaba: “Nadie niega que la lengua refleje, especialmente en su léxico, distinciones de naturaleza social, pero es muy discutible que la evolución de su estructura morfológica y sintáctica dependa de la decisión consciente de los hablantes o que se pueda controlar con normas de política lingüística”.

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